“Hay una creciente plaga de pornografía girando en torno a nosotros. Los productores y proveedores de obscenidad están trabajando asiduamente una mina que les genera muchos millones de dividendos. Algunos de sus productos son astutamente atractivos. Están diseñados para titilar y estimular los más viles instintos. Hay muchos hombres que han participado de este fruto prohibido y luego han descubierto que han destruido su matrimonio, han perdido su auto-respeto, y han destrozado el corazón de su compañera, se han llegado a dar cuenta de que el sendero infestado de trampas explosivas que él siguió empezó con la lectura o el ver material pornográfico. Algunos que jamás pensarían tomar un sorbo de licor o fumar un cigarrillo, han racionalizado indulgencia en la pornografía. Tales hombres han distorsionado los valores totalmente perjudiciales

(”Be Not Deceived,” “No sean engañados”, Ensign, revista en inglés, Noviembre 1983, pp.45-46.)