“Hay una creciente plaga de pornografía girando en torno a nosotros. Los productores y proveedores de obscenidad están trabajando asiduamente una mina que les genera muchos millones de dividendos. Algunos de sus productos son astutamente atractivos. Están diseñados para titilar y estimular los más viles instintos. Hay muchos hombres que han participado de este fruto prohibido y luego han descubierto que han destruido su matrimonio, han perdido su auto-respeto, y han destrozado el corazón de su compañera, se han llegado a dar cuenta de que el sendero infestado de trampas explosivas que él siguió empezó con la lectura o el ver material pornográfico. Algunos que jamás pensarían tomar un sorbo de licor o fumar un cigarrillo, han racionalizado indulgencia en la pornografía. Tales hombres han distorsionado los valores totalmente perjudiciales
(”Be Not Deceived,” “No sean engañados”, Ensign, revista en inglés, Noviembre 1983, pp.45-46.)
tengo 5 años como SUD, el es el primer hombre a quien yo acepte en esta tierra como Profeta Vidente y Revelador, amaré sus eneseñanzas cada día de mi vida y su influencia siempre estara conmigo… jamás olvidare un discurso en Conferencia general “Como convertirme en la mujer en quien sueño”… me ayudo a trazar mis metas y a poder convertirme en una adulta soltera, una joven Santo de los Ultimos Días.
Karyna Cortés
Barrio las Brisas
Estacas Veracruz- México
Al esforzarme por servir lo mejor posible en mi llamamiento he tomado para mi algunas palabras del psdte. Hinckley.
Recuerdo que estábamos pasando por serios desafios que hacían digicil nuestra labor como líderes, y una hermana del consejo de barrio me hizo llegar estas palabras:
No hay nada tan estimulante como ser capaz de analizar y luego resolver una situación compleja. Enfrentarse ante algo que parece no tener solución,,,,,,,y luego encontrar una. (psdte. Gordon B. Hinckley)
Es interesante como esta hna. logró al proporcionarme estas palabras, trasmitirme todo el ánimo del psdte. Hinckley, convirtiendo aquello que era en ese momento un gran problema sin solución aparente, en algo que se podía resolver si lo hacíamos a la manera del Señor.