“La urbanidad, pienso yo, es lo que da gusto a nuestras vidas.Es la sal que habla de buen gusto, buenas maneras, buena educación.Llega a ser una expresión de la Regla Dorada: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12)
La palabra urbanidad es la raíz de la palabra urbanización (en inglés civility – civilization).En ella está implícita la esencia de cortesía, amabilidad, y consideración por los demás.¡Cuanto de ella hemos perdido en nuestra sociedad contemporánea!Toda la educación y logros en el mundo no servirán de mucho a menos que estén acompañadas por marcas de gentileza, de respeto por los demás, de caminar la milla extra, de servir como un buen samaritano, de ser hombres y mujeres que ven más allá de sus propios intereses egoístas por el bien de los demás.Sólo a medida que lo hagamos hallaremos satisfacción.En cierto sentido, realmente es una “jungla allá afuera”.La ausencia de urbanidad crea la jungla.No importa el grado de nuestra educación, no importa nuestros logros en la ciencia, negocios, las profesiones, o lo que sea – si no tenemos esa otra dimensión de la que hemos hablado, nos faltará lo que es más preciado.Seremos deficientes en la calidad divina de acercarnos con respeto y bondad, con cortesía, aprecio y madurez, a nuestros compañeros de travesía aquí en el planeta tierra”.
(Gordon B. Hinckley, Standing for Something – Defender Algo, 10 Neglected Virtues That Will Heal Our Hearts And Homes – Diez virtudes abandonada que sanarán nuestros corazones y hogares, pg 60-62.)
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